Y después de unos meses de recorrido a través de cada uno de los contenidos de la asignatura y el reto que ha supuesto compartir todo lo aprendido a través de las publicaciones en este blog, el curso ha llegado a su fin.
Sin lugar a dudas, ha sido un camino de aprendizaje, pero también de reflexión. El trabajo llevado a cabo en cada de los bloques de la asignatura nos ha enseñado todo lo que nos brinda nuestra lengua, pero también nos ha ayudado a recordar algunos aspectos que teníamos olvidados, como la forma en la que nosotros aprendimos esta asignatura.
Sin embargo, también nos ha mostrado que existen otras muchas formas diferentes y motivadoras de impartir la asignatura de Lengua Española para que la enseñanza de esta no siga anquilosada en el tiempo. Pero, para ello, está claro que la función del maestro es la clave; su formación, motivación e ilusión es lo que puede contribuir a que esta asignatura deje de ser rechazada por nuestros alumnos por considerarla aburrida.
Como futuros docentes, “Didáctica de la Lengua Española” nos ha mostrado las herramientas necesarias para que nuestros alumnos puedan aprender disfrutando, así que ahora está en nuestras manos no perder el tiempo y hacer posible este cambio tan necesario en la didáctica de la lengua.
Y ahora, ¿Qué os parece si hacemos un breve repaso de todo lo que hemos aprendido durante este tiempo?
BLOQUE 1: Lenguaje, lengua y comunicación oral.
En este primer bloque de la asignatura comenzamos distinguiendo entre lengua y lenguaje, así como del proceso de adquisición del lenguaje.
Desde el mismo momento de su nacimiento, el niño recibe sonidos o gestos que posteriormente empezará a trasmitir. Posteriormente, este proceso continuará en la escuela y con la relación entre los iguales. Sin embargo, para que esto pueda producirse, es necesario que el niño pueda comunicarse.
No podemos olvidar que, aunque el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje de un niño es muy complejo, al intervenir factores tanto biológicos, psicológicos y ambientales, para que exista la comunicación ha de existir reciprocidad comunicativa, es decir, diálogo.
Posteriormente descubrimos que pese a lo importante que es la expresión oral en Educación Primaria, desafortunadamente no se le da el lugar que se merece en el currículo, ni aún así en el área de Lengua se enseña de manera intencional.
Como profesores, no podemos ser los únicos que hablan en clase; para ser un buen comunicador, es necesario hablar, pero no de cualquier forma, sino que es necesario conocer una serie de estrategias. No podemos pretender que nuestros estudiantes adquieran una serie de competencias lingüísticas si no les han enseñado o mejor aún, si no las han practicado.
Resulta imprescindible crear situaciones de diálogo durante toda la etapa de Primaria, no limitándonos a sólo emplear el área de lengua para tal fin, sino que tenemos que recordar el carácter multidisciplinar de la comunicación oral, así como que en la escuela estamos preparando a nuestros alumnos para la vida social, y esto implica que tendrán que emplear la comunicación oral en muchas esferas de su vida, para lo cual habrán tenido que recibir pautas o estrategias por parte de los profesores para que este proceso de comunicación y comprensión oral pueda llevarse a cabo de forma adecuada.
Es importante, además, que entendamos que oír y escuchar no es lo mismo. Oír es percibir sonidos y es una actividad pasiva; mientras que escuchar es captar e interpretar el mensaje del interlocutor dando sentido a lo que oye. Así se hace imprescindible que los niños aprendan a escuchar, no sólo a oír, a través de la comprensión oral que apenas se trabaja en el aula.
Conviene recordar que un proceso de intercambio comunicativo implica no sólo la transmisión de ideas o conocimientos de un tema determinado, sino también de emociones y sentimientos.
Resulta fundamental que podamos crear situaciones de diálogo tanto individuales como en pequeño y gran grupo sobre temas afines a sus intereses, motivadores, que conozcan, y que se acerque lo más posible a su realidad, que les ayuden a reflexionar o despertar su pensamiento crítico; enseñándoles que todo proceso de comunicación debe realizarse dentro de un clima de confianza, con el máximo respeto hacia la persona hablante, donde no exista el miedo a equivocarse, sufrir descalificaciones o interrupciones, ya sea por parte de otros alumnos o incluso del profesor.
También es muy importante que los niños realicen autoevaluaciones y reciban evaluaciones tras sus intervenciones orales a través de rúbricas para que conozcan sus puntos fuertes o débiles, pautas de mejora o felicitaciones que les motive a seguir mejorando cada una de sus intervenciones para ser un buen comunicador.
Para llevar a la práctica todo lo aprendido en este bloque, Irune nos propuso una actividad para trabajar la comunicación oral en gran grupo atendiendo a varias particularidades de dos alumnos, uno que no participaba en los diálogos, y otro que no respetaba e interrumpía la clase constantemente.
El tema que yo elegí para dialogar en clase fue “¿Clases presenciales u online?”, ya que, durante mi período de prácticas, este tema siempre estuvo presente en 3º de Primaria y habría sido digno de debate.
Esta actividad me pareció muy interesante y enriquecedora, ya que supuso imaginar todo lo que nosotros haríamos para trabajar la expresión y comprensión oral en un aula heterogénea con dos claros ejemplos de niños con los que nos podemos encontrar a diario.
Tras esta actividad descubrí lo importante que es tener en cuenta los aspectos evolutivos de los niños así como los temas que pueden resultarles más interesantes y sobre los que tengan conocimiento para que puedan dialogar libremente sin miedo a equivocarse; la necesidad de enseñarles lo importante que es escuchar y respetar las opiniones de los compañeros; que todos se sientan escuchados y respetados; así como fomentar en el aula tiempos de diálogo, por muy breves que sean porque a ellos les encanta compartir sus impresiones, solo hay que darles la oportunidad para que lo hagan.
Aún recuerdo durante mis prácticas, que, aunque en clase no realizamos ningún debate, prácticamente todos los días había un ratito de “charla”; así lo llamaba uno de ellos, en el que la tutora les preguntaba cómo se encontraban o que tal había ido el fin de semana. Aunque la gran “charla” era el momento de tutoría. Entonces, todos se calzaban sus “botas silenciosas”, cogían su silla, la colocaban en círculo y la tutora presentaba un tema. Uno de ellos fue los hermanos, todo lo que nos aportaban, y fue muy gracioso escuchar lo que opinaban cada uno de ellos, y descubrir como en todo momento se fomentaba el respeto hacia los demás, levantando la mano, guardando silencio, no interrumpiendo, no permitiendo las burlas…Como bien decía mi tutora, a los niños los escuchamos poco, siempre hablan los profesores, y estos ratitos eran insustituibles.
BLOQUE 2: Comunicación escrita: la lectura.
En este segundo bloque aprendimos que la lectura es una de las cuatro habilidades lingüísticas básicas que el alumno debe aprender, desarrollar y perfeccionar en las diferentes etapas educativas, pero, aunque haya sido la más trabajada, no se ha hecho correctamente.
“Leer no es simplemente descodificar un escrito. Leer es interpretar, es comprender, es relacionar, es tomar partido” (Labajo, 2021)
La competencia lectora debe ser conocida y entendida por maestros y profesores de todas las áreas curriculares, no sólo del área de lengua. De ahí la importancia de que los profesores sepamos trabajarla bien y una vez más, basarnos en los aspectos motivaciones de nuestros alumnos, para que puedan llegar a comprender desde una receta de cocina al enunciado de un problema en matemáticas.
La lectura no es un proceso sencillo, se trata de un acto de comunicación escrita a través del cual el lector descodifica y le dota de significado (denotativo y connotativo) a un texto, así se producirá la comprensión.
Pero, lejos de lo que veníamos pensando tradicionalmente, la verdadera lectura comprensiva es ideovisual, basada en fijaciones, silenciosa, no oral, para la cual el acto lector utiliza los procesos de comprensión, atención y memoria, las tres actividades principales de la mente y que debemos ejercitar para favorecer la lectura, y, por tanto, la comprensión.
En contra, la lectura oral (en voz alta) es un acto de expresión, no de comprensión, pues leemos para que nos comprendan. Por este motivo, la lectura silenciosa y la lectura oral deben trabajarse por separado.
La lectura en voz alta no es fácil, y por eso tenemos que prepararla previamente utilizando la lectura silenciosa para comprender lo que vamos a comunicar a los demás y para que estos puedan comprendernos. Para ello, deberemos prestar atención a no equivocarnos, a mantener un ritmo y entonación adecuados, no juzgar, no exagerar y ser fiel al pensamiento del lector.
En la lectura en voz alta utilizamos la ruta fonológica. Se utiliza la conversión grafema-fonema, es decir, se identifican las letras y se transforman en sonidos, por eso este tipo de lectura es más lenta que la lectura silenciosa y deben trabajarse por separado.
En la lectura silenciosa (la que utilizamos habitualmente) utilizamos la ruta ideovisual basada en fijaciones, y su objetivo fundamental es la comprensión. Así, lo que “pretendemos es comprender con la mayor velocidad y la menor dificultad el mayor número posible de palabras y, por lo tanto, relacionar las ideas del texto con las propias experiencias y elaborar el propio significado: lo que a nosotros nos dice ese texto”.
Por otro lado, resulta fundamental distinguir entre memorización y comprensión, ya que en muchas ocasiones creemos evaluar la comprensión cuando lo que realmente hacemos es evaluar la memoria a corto plazo. Cuando trabajemos la comprensión debemos enfocar las preguntas a la idea global del texto, a la intencionalidad del autor, a las inferencias comunicativas, etc., no a los detalles que tanto los niños como nosotros olvidamos.
Pero ¿y cómo enseñamos a leer a nuestros alumnos?
Como docentes, debemos conocer que existen diferentes métodos para enseñar a leer, con sus ventajas e inconvenientes, y que debemos seguir la misma línea que la utilizada en educación infantil, momento en el que los niños se inician en la lectoescritura. Estos métodos son los sintéticos, analíticos y mixtos.
• Métodos sintéticos: Trabajan de la síntesis al análisis, de las partes más pequeñas como las letras, a las mayores, las frases. Se dividen en:
-alfabético (letra-sílaba-palabra-frase)
-fonético (sonido/letra-sonido/sílaba-sonido/palabra-sonido/frase)
-silábico: toman como base la sílaba
• Métodos analíticos o globales: Trabajan el análisis de los elementos desde los mayores a los menores. Se dividen en:
-Fraseológico (frase-palabra-sílaba-letra)
-Contextual (texto-frase-palabra-sílaba-letra)
-Léxico (palabra-sílaba-letra)
• Métodos de base mixta: Utilizan elementos y técnicas de los métodos analíticos y sintéticos, tratando de acercarse más a los intereses del niño y respetar sus procesos de aprendizaje.
Los métodos que debemos utilizar para enseñar a leer a nuestros alumnos son los basados en metodologías mixtas (para trabajar tanto la ruta fonológica como la ideovisual), tratando en todo caso que este proceso de aprendizaje significativo y funcional.
La actividad práctica que llevamos a cabo en este bloque consistía en elegir un texto no literario con el que elaborar un bloque de actividades para trabajar todos los aspectos de la competencia lectora.
En este caso utilicé un texto periodístico: “Los leones ganan el campeonato de waterpolo” dirigido a niños de 3º de Primaria.
He de reconocer que no fue una tarea sencilla, hasta yo misma confundí alguna pregunta de comprensión con otras de memoria a corto, y sobre todo por la elección de las actividades para trabajar la atención y la habilidad visual, que en un principio tanta confusión me generaba. Pero a la vez fue satisfactorio el conocer a través del material que nos facilitó Irune, la cantidad de actividades y recursos tan divertidas e interesantes que podemos utilizar en el aula para entrenar cada una de estas habilidades, así como lo importante que es trabajar de forma distinta los dos tipos de lectura.
Si hay algo que he podido corroborar tras la realización del Practicum I y II es que en la escuela se insiste demasiado en la lectura expresiva. Un tipo de lectura que no se prepara previamente, que sólo consiste en seguir la lectura entre todo el grupo y sobre la que se pretende realizar un cuestionario centrado en muchas ocasiones en la memoria a corto plazo.
Sin embargo, lo que no se tiene en cuenta y es algo que he aprendido como futuro docente, es que la lectura expresiva debería utilizarse en aquellos momentos “sociales”, de diálogo, en los que pretenderemos que nuestros alumnos sean comprendidos por el resto mientras leen (ese es el verdadero objetivo de la lectura expresiva), no comprender lo que dice el texto, y en los que cuidaremos determinados aspectos para que el mensaje sea lo más nítido posible. Debiendo prestar atención y utilizar habitualmente aquella lectura “personal”, silenciosa, en la que el alumno lea para comprender el texto que tiene frente a él, intentando hacer inferencias cuando no sepan el significado de alguna palabra, ya sea en al área de Lengua como en el resto de las áreas de conocimiento, así como la importancia de la evaluación de este proceso continuo de aprendizaje que es la lectura.
BLOQUE 3: Comunicación escrita: la escritura
En este tercer bloque, abordamos la última habilidad lingüística, la escritura.
En general, podemos afirmar que aprendemos a hablar de forma natural, mientras que para aprender a escribir necesitamos ir a la escuela. De esta forma, parece lógico pensar que hablar es más fácil que escribir. Sin embargo, después de haber estudiado el bloque 1 de la asignatura, conseguir que los alumnos comuniquen a los demás de forma adecuada no sólo contenidos, sino también emociones y pensamientos, no es fácil y debemos prestar atención a muchos factores.
“El aprendizaje de la escritura es un proceso psicológico complejo que permite a las personas comunicar ideas a través de signos gráficos que representan los elementos del lenguaje oral.
La escritura es una actividad que requiere el despliegue de múltiples procesos cognitivos, desde los más abstractos o conceptuales hasta los puramente motores, los cuales posibilitan transformar una idea o un pensamiento en signos gráficos. El lenguaje oral, las habilidades ortográfico-fonológicas y de deletreo, las habilidades visomotrices y del grafismo, la fluidez en la redacción y la propia lectura, son destrezas directamente relacionadas con el aprendizaje exitoso de la escritura” (Rivas Torres & López Gómez, 2017).
Como bien dice Cassany, “unir letras y dibujar garabatos caligráficos es sólo una de las microhabiliidades más simples que forman parte de la compleja capacidad de la expresión escrita”, sólo sabe escribir “quien es capaz de comunicarse coherentemente por escrito, produciendo textos de una extensión considerable sobre un tema de cultura general”
Por tanto, para aprender a escribir deberemos llevar a cabo los dos procesos implicados en la escritura, por un lado, el desarrollo de la grafomotricidad y caligrafía (que sólo se adquiere con el entrenamiento) con un objetivo meramente formal, y por otro lado, la comunicación escrita, en la que además de la actividad grafomotora, intervienen otros aspectos cognitivos más complejos.
El maestro debe tener en cuenta 3 factores que están relacionados con aprendizaje y el desarrollo de la grafomotricidad:
• Factores físico-fisiológicos: Referidos al nivel de desarrollo tanto generales (regulación tónico postural y kinésico) como específicos (psicomotricidad fina). En los que es importante trabajar la fuerza, el tono, la localización de movimientos y la velocidad
• Factores psíquico-cognitivos: Teniendo en cuenta la maduración mental; el nivel de desarrollo intelectual; los aspectos perceptivo-motrices y la organización del pensamiento; y el desarrollo afectivo.
• Factores socioculturales: Teniendo en cuenta el tipo de letra usado en el ambiente social que rodea el niño, siendo predominante la letra de imprenta.
Sabemos que la adquisición de la escritura va ligada al aprendizaje de la lectura, así que, de este modo, al igual que ocurre con la lectura, para aprender a escribir tenemos varios métodos: los métodos de base sintética, analítica constructivista. No obstante, como profesores, es necesario conocer el punto de partida de los niños cuando acceden a Primaria.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “caligrafía” viene del griego y tiene dos acepciones: “Arte de escribir con letra bella y correctamente formada, según diferentes estilos” y el “conjunto de rasgos que caracterizan la escritura de una persona, de un documento, etc”.
La caligrafía como proyección de la grafomotricidad tiene que seguir entrenándose con el objetivo que nuestra letra sea clara y legible, esto es, que aquello que deseamos comunicar de forma escrita, pueda entenderse por todo aquel que lo lea, incluido nosotros mismos.
Nuestra caligrafía es nuestra carta de presentación, y aunque en nuestra vida cotidiana la escritura manuscrita esté prácticamente sustituida por los diferentes soportes digitales y audiovisuales, debemos hacer que los niños entiendan que deben mejorar sus elaboraciones manuscritas, para que se les entiendan y alternar con actividades que los niños puedan realizar aprovechando las ventajas digitales como medio de motivación, para el manejo de los teclados con soltura y el desarrollo de la escritura que posiblemente utilizarán en el futuro, adaptándonos a la vida real.
Para ello deberemos tener en cuenta los aspectos que inciden en el desarrollo de la grafomotricidad y la caligrafía como son:
• Postura y hábitos: debe tenerse en cuenta la comodidad del niño, disposición correcta del papel (levemente inclinado), codos y muñeca, así como la forma correcta de sujetar el lápiz.
• Movimiento gráfico: es un desarrollo kinestésico que hace referencia a los movimientos de avance de izquierda a derecha del papel y a los movimientos de inscripción.
• Presión: debe ser relajada, y evitar la utilización de lápices duros por la debilidad del color y el grueso trazo, evitando la frustración.
• Velocidad: esta aumenta con la edad y el entrenamiento y depende de la orientación, la forma, la longitud de los trazos y el tipo de letra.
• Ritmo: desplazamiento armonioso a lo largo del escrito que se desarrolla a través de la experiencia.
Una vez abordado la parte de mecánica de la escritura, es necesario centrarnos en la expresión escrita, partiendo de la premisa de que no pidamos a nuestros alumnos que “hagan una redacción”. Redactar significa poner un texto escrito con coherencia y cohesión, pero que no aporta ninguna información sobre el tipo de texto. De este modo debemos especificar el tipo de texto que queremos (literario o no), de forma que así irán familiarizándose con las características de cada uno de ellos, aunque la elaboración de todos ellos suponga redactar, y que lo hagan con coherencia y cohesión, acostumbrándose a releer todo lo que escriben para revisar tanto la redacción (coherencia y cohesión) como la ortografía.
Así que lo que evaluaremos será que lo que el niño quiere comunicar esté escrito con coherencia y cohesión, mostrándoles nuestras impresiones, ya que esto resulta mucho más enriquecedor que decirle si está bien o mal y llevando la escritura a todas las áreas de conocimiento, no dejándola sólo para el área de lengua.
La actividad práctica que llevamos a cabo en este bloque consistió en el diseño de un entrenamiento por modelado (copiado) para que niños de 2º, 4º y 6º con leve retraso escritor mejoraran su competencia caligráfica.
La única forma de mejorar la caligrafía de nuestros alumnos es copiando y repitiendo grafías, palabras y frases, por lo que puede resultar aburrido. Por esta razón las actividades que propusimos para cada uno de los niños tenían que ser motivadoras, teniendo en cuenta sus intereses, haciéndoles comprender que tenían que mejorar su letra para que los demás los entendieran, descartando cualquier comentario afeando su trabajo por tener “mala letra”, no comentándoselo delante de sus compañeros, sino que lo diríamos fuera del grupo. Del mismo modo tampoco realizaría la actividad en clase, sino en su casa, evitando ponerlo en evidencia delante de sus compañeros, y valorando sus avances acompañándolo durante todo el proceso.
Esta actividad me resultó muy interesante y útil de cara a mi futuro como docente, ya que es muy frecuente que en una clase encontremos a un alumno con mala letra y debemos saber cómo ayudarle; tanto en la elección de materiales a utilizar como en la elección de actividades a desarrollar.
En lo que respecta a mi experiencia personal, durante el tiempo que he estado realizando las prácticas, tanto en el Practicum I como en el Practicum II, he podido comprobar que algunas de las recomendaciones expuestas anteriormente no son tenidas en cuenta. Sobre todo, porque aún se sigue afeando la letra de un niño delante de los compañeros, como si eso contribuyera a que el niño la mejorara. Pero también he conocido a alguna profesora, especialmente la de este último año que no daba tanta importancia a lo de tener una “letra bonita” mientras esta fuera legible, alegando que “nuestros niños” en un futuro no muy lejano, dejarán de utilizar la escritura manuscrita para pasar a hacer uso del formato digital.
Como futuro docente, si hay algo que me ha quedado claro estudiando esta asignatura es todo aquello que no haré con mis alumnos y todo lo que podré hacer para que ellos adquieran todas las habilidades lingüísticas, entre ellas, la escritura, de una forma no tan encorsetada; teniendo en cuenta que lo importante no es que nuestros alumnos tengan una letra bonita, sino que sea legible y clara; y que ésta irá cambiando adaptándola a su personalidad, así que debemos permitir que el niño siga experimentando hasta encontrar aquella con la se sienta cómodo, siempre y cuando sea legible.
- PREPARACIÓN
- PUESTA EN PRÁCTICA
- EVALUACIÓN
Guía de trabajo de la asignatura "Didáctica de
la Lengua Española". Grado en Educación Primaria. Modalidad
Semipresencial. Curso 2020-2021. CSEU La Salle
Teoría de la asignatura "Didáctica de la Lengua Española". Grado en Educación Primaria. Modalidad Semipresencial. Curso 2020-2021. CSEU La Salle